miércoles, 25 de abril de 2012

EL CUARTO MUNDO

A menudo, se tienen prejuicios negativos sobre las personas sin hogar. Las circunstancias que pueden llevar a una persona a acabar mendigando en las calles de las grandes ciudades son diversas. En cualquier caso, no es una situación fácil ni deseable. Por este motivo, las personas sin hogar merecen nuestro respeto y la sociedad en su conjunto debería plantearse en qué medida es responsable de su situación y cómo podría evitarla.

Leo tenia 59 años perdio su trabajo en una fabrica, alos dias dejo la vevida y empezó atrabajar en la calle.

Olga tenia 36 años vino a España por dinero para hacerle la vida mejor a su hijo y a su padre, ahora trabaja vendiendo paraguas y mas cosas en la calle.

Darío tenia 28 años empezó con las drogas y después se engancho, dejo los estudios y dejo a todos sus amigos, un hombre le animo a dejar las drogas y desde ese momento empezó a ayudar a la gente.


 








No hay comentarios:

Publicar un comentario